El gobierno indio sostiene que sus ataques fueron “precisos, proporcionados y dirigidos contra el terrorismo”, evitando daños a civiles. Sin embargo, Islamabad ha denunciado que la ofensiva india ha causado 31 muertes civiles, calificando la acción como una violación del derecho internacional.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán, Shaqfat Ali Khan, ha advertido que la conducta de India está acercando a ambas naciones a “un conflicto mayor”, lo que representa una amenaza para la estabilidad regional y global. Mientras tanto, el ejército indio ha activado batallones de reserva para reforzar sus fuerzas en la frontera.
La comunidad internacional ha instado a la desescalada del conflicto, pero hasta el momento no se han logrado avances significativos en las negociaciones. La región de Cachemira, epicentro de la disputa histórica entre ambos países, sigue siendo el escenario de enfrentamientos constantes, con ataques de artillería y drones que han dejado decenas de víctimas en los últimos días.