Güemes aprovechó el envión anímico de su arquero y comenzó a crecer en el juego. A los 27 minutos, un error infantil de Murillo al cometer una mano dentro del área le dio a Monserrat la oportunidad desde el punto penal. El mediocampista no falló y estableció el 1-1 parcial.
Cuando el partido parecía encaminarse al empate, el “Gaucho” golpeó en el momento justo: a los 39 minutos, un centro preciso encontró la cabeza de Álvarez, quien con un gran anticipo venció al arquero Arce y selló el 2-1 definitivo.
El equipo de Ariel Martos no encontró respuestas para reaccionar y terminó masticando bronca. San Martín vuelve a Tucumán con las manos vacías y con la preocupación de no poder cerrar partidos que empieza ganando. La falta de solidez defensiva y la falta de contundencia en los momentos clave siguen siendo cuentas pendientes para el conjunto tucumano, que necesita levantar cabeza si quiere mantenerse en la pelea.