El aumento, retroactivo a marzo, llevó las dietas brutas a más de 9,5 millones de pesos mensuales. Aunque la renuncia no reduce el ingreso base —que sigue rondando los 9 millones brutos—, fue interpretada como un gesto simbólico frente al malestar social.
Desde el peronismo no hubo declaraciones públicas ni presentaciones formales. La falta de adhesión fue leída como una señal de desconexión con el clima de época, marcado por el ajuste y la demanda de ejemplaridad. Algunos legisladores incluso propusieron que los fondos no percibidos sean donados a instituciones como el Hospital Garrahan, aunque desde el Senado aclararon que el presupuesto vigente no permite redireccionar esos recursos.