Reintegros, bonos, copagos, autorizaciones, validaciones... todo el papelerío y la parte informática del ingobernable mundo farmacéutico y de la salud es tedioso para los ciudadanos. Uno quiere el medicamento, curarse y listo. Pero vale la pena entender. Al menos, saber quiénes son los protagonistas. Al ser empresas de gran poder, los conflictos como este generan grandes estruendos en la vida de todos.
Bizland y Farmalink, los nombres que circularon en estos días, no son lo mismo. Bizland es la responsable de un par de desarrollos importantes. Uno es redBus, el sistema de boleto de transporte prepago que se usa en cuatro provincias: La Rioja, Salta, Tucumán y Córdoba. Por el ciberataque extorsivo que sufrieron, miles de ciudadanos de esas provincias tuvieron dificultades para cargar sus tarjetas de viaje, aunque ya el martes el sistema se había recuperado.
Su otro desarrollo importante es Imed, plataforma proveedora de Farmalink, una red gestada por algunas de las cámaras locales de laboratorios farmacéuticos, que hoy vehiculiza los descuentos de al menos 100 obras sociales de las cerca de 250 que hay en el país.
No usan Farmalink otras obras sociales y prepagas que se sirven de sistemas como Observer o FarmaPami, dos plataformas que procesan los descuentos por receta de más de 7 millones de usuarios.
El ciberataque que sufrió Bizland consistió en un encriptamiento de datos masivo, que dejó inactiva a la plataforma Imed y, por ende, a Farmalink.
Aunque durante la mañana del miércoles Bizland y Farmalink aseguraban funcionar ya desde la madrugada, la mayoría de las farmacias (incluyendo la mayor red porteña en el rubro: Farmacity) confirmaba que todo seguía caído. Al cierre de esta nota, no obstante, Farmacity y también Reinoso confirmaron la paulatina normalización del sistema.
El paciente, en el medioLa magnitud del cimbronazo que provocó la caída de este sistema debe atribuirse a la naturaleza de su causa: no fue un cortocircuito informático doméstico sino un ataque malicioso perpetrado por una organización delictiva internacional que, negociación mediante, pidió un rescate millonario para devolver los datos secuestrados.
La Unidad Fiscal de Ciberdelincuencia (UFEC) está investigando el ataque, que (hay que destacarlo), se enmarca en unos días particulares por el número de ciberataques a organismos públicos o empresas. Como ejemplo basta mencionar el que sufrió OSDE a mediados de 2022, los hackeos aún irresueltos al Ministerio de Salud y, hace algunas semanas, los de carácter extorsivo contra el INTA y la ANMAT.
Es una nueva forma de violencia. Los daños que provoca alcanzan una magnitud solo comprensible para quienes conocen a fondo la información sensible vulnerada.
En el caso puntal de la red de farmacias, los principales damnificados, al menos en estas horas, son los pacientes. Como a los farmacéuticas, les toca asumir parte del costo.
Prepagas y obras socialesEn la mañana del miércoles, en una farmacia grande de Villa Crespo explicaban que “los descuentos se están aplicando en forma generalizada, según la obra social o prepaga que tenga la persona”.
Es así: hacían el 40%, si uno tenía ciertas prepagas, tuviera el plan verde, azul, 650, 100, o como se llame. Con algunas obras sociales (como la del Poder Judicial), se unificó en aplicar el 70% a todos. De otras prepagas no hacían ningún descuento porque la regla que indicó la entidad era "reintegrar después".
Ese "después" implica que la persona debía, o volver a la farmacia o tramitar el reintegro en la entidad, una vez pasada esta tormenta informática.
Una farmacéutica del barrio de Barracas compartió su versión de lo que vinieron haciendo “casi todos los farmacéuticos”. Además de las opciones anteriores en base a las indicaciones puntuales de cada entidad de salud, agregó que, “en muchos casos se le dice al paciente que, si no es una urgencia, espere. Que vuelva cuando se restaure el sistema”.
Respecto del pago del 100 por ciento del medicamento del bolsillo del paciente y el trámite para la posterior recuperación, opinó -con sensatez- que “no es una opción para todos: hay medicamentos de un costo muy elevado que el paciente quizás no esté en condiciones de pagar”.
Y como cierre, agregó que, de hecho, "a algunos pacientes se les ofrece un medicamento de menor valor. Así puede empezar el tratamiento hasta que esto funcione”.
Fuente: Clarín