Este fenómeno climático, que comenzó a sentirse con intensidad en los últimos días de mayo, ha generado heladas generalizadas y un impacto significativo en la vida cotidiana. En ciudades como Córdoba y Santa Fe, las bajas temperaturas han obligado a reforzar medidas de calefacción y abrigo, mientras que en la región patagónica las nevadas han cubierto paisajes con un manto blanco que anticipa un invierno crudo.
El Servicio Meteorológico Nacional ha advertido que la ola polar se extenderá al menos hasta el fin de semana, con una lenta recuperación de las temperaturas hacia junio. Sin embargo, el frío extremo seguirá presente, afectando especialmente a sectores vulnerables y a la producción agrícola, donde las heladas podrían generar pérdidas en cultivos sensibles.
Ante esta situación, las autoridades han recomendado extremar precauciones para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono y garantizar el bienestar de la población. Mientras tanto, los argentinos se preparan para enfrentar un invierno que promete ser uno de los más fríos de los últimos años.