Los trabajadores del hospital pediátrico más importante del país han expresado su preocupación por la falta de inversión en infraestructura y la creciente fuga de profesionales. “La situación es desesperante, la gente se está yendo, tenemos renuncias masivas y lo que se rompa hoy del hospital no se va a recuperar”, afirmó Ana Fustiñana, jefa de emergencias del Garrahan. Según los médicos, la falta de aumentos salariales en el último año ha deteriorado aún más las condiciones laborales, afectando la calidad de atención a los pacientes.
El Gobierno, por su parte, ha rechazado las acusaciones de desfinanciamiento y sostiene que el problema radica en la administración de los recursos. El vocero presidencial, Manuel Adorni, aseguró que el presupuesto del hospital es un 10% superior al del año pasado en términos reales y cuestionó la proporción de empleados administrativos en relación con el personal médico. “El dinero no está llegando donde tiene que llegar”, afirmó, sugiriendo que los fondos destinados a la salud están siendo desviados.
En medio de la crisis, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, presentó denuncias penales contra el ministro de Salud, Mario Lugones, por abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público. Carrió calificó la situación del Garrahan como un “escándalo moral” y exigió respuestas urgentes por parte del Gobierno.
Mientras tanto, los médicos y residentes continúan con sus reclamos, exigiendo una recomposición salarial y mejores condiciones laborales. A pesar de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, las protestas siguen en pie y los trabajadores han anunciado nuevas medidas si no reciben una respuesta concreta. La crisis del Garrahan se ha convertido en un símbolo de la precarización del sistema de salud y plantea interrogantes sobre el futuro de la atención pediátrica en Argentina.