La apertura del editorial de
Miguel Coronel comenzó con crudeza: “La Argentina volvió a vivir una semana donde las noticias no solo impactan…estallan. Y no es metáfora. Una explosión devastadora en
Ezeiza dejó en evidencia, una vez más, la impericia del Gobierno Nacional, cuya reacción —encarnada en un Jefe de Gabinete entretenido en las redes sociales mientras ardía una planta industrial— parece sacada de una sátira política, pero lamentablemente es real”.
El periodista agregó; “Mientras esto sucedía, el aparato mediático oficialista volvió a desempolvar fantasmas del pasado:
Julio De Vido, su figura, su condena, sus titulares reciclados. Todo útil para un solo fin: tapar lo urgente. Porque esta semana, un tren se descarriló en Liniers. Y que no haya muertos fue obra de la suerte, no de la gestión. La pregunta inevitable es: ¿hasta cuándo el Gobierno seguirá tirando de un hilo que ya no es una soga?.
Coronel explicó con precisión: “Las políticas de recorte a ferrocarriles, vialidad y mantenimiento son una bomba de tiempo. Si hubieran muerto pasajeros, ¿a quién culparían? ¿A Cristina? ¿A un ministro del pasado? No:
este Gobierno ya lleva casi tres años y el presente es de su absoluta responsabilidad”.
Como si esto no fuera suficiente, la
Argentina profundiza día a día una dependencia con
Estados Unidos que ya no puede llamarse “relación bilateral”: esto es sometimiento económico, una nueva versión de las viejas “relaciones carnales” de los ’90, pero convertidas hoy en un auténtico descontrol geopolítico.
La pregunta que planteó Coronel es tan potente como incómoda: “¿Qué pensarían
Belgrano,
Güemes o
San Martín si vieran a un presidente argentino entregando la independencia económica?”. Esa imagen, más que retórica, es un diagnóstico. El país reemplaza soberanía por obediencia y política por pleitesía.
Y mientras Milei celebra su alineación crítica con
Donald Trump, en Estados Unidos estallan nuevos documentos sobre
Jeffrey Epstein, el magnate vinculado a la explotación sexual de menores, fiestas privadas y la participación del mismo presidente de los Estados Unidos y figuras del poder global.
Trump, ya condenado por pagar y silenciar prostitutas, aparece otra vez en el centro de la tormenta. Los nuevos documentos reabren un debate ético global. ¿Ese es el socio estratégico que eligió el presidente
Javier Milei?. ¿Ese es el modelo que, dicen, nos traerá “grandeza”?, profundizó Coronel.
En la provincia, la política se movió tanto como el país. El encuentro entre la intendenta
Rossana Chahla y el gobernador
Osvaldo Jaldo en un acto, donde no hubo diálogo, solo mostró un clima institucional menos tenso, aunque sin grandes definiciones públicas. Solo se rescató una imagen del momento.
La sorpresiva decisión de
Javier Noguera de sumarse al Bloque Independencia, fue un giro inesperado para quien había criticado al gobierno nacional, pero que demuestra una verdad ineludible de la política tucumana y para Coronel esto no tiene misterios: “
En política no existen los amigos, si los intereses comunes. Y los enemigos nunca son enemigos para siempre.” El mensaje al peronismo interno fue claro: cada uno juega para sí mismo y el que no entiende esa regla queda afuera.
Mientras tanto, en
San Miguel de Tucumán se avanza en un intento de regulación para Uber, Didi, Cabify y todas las aplicaciones que operan al margen de controles, seguros y normativas. El transporte informal llegó a un punto en el que el vacío legal se volvió un peligro real. No se puede trasladar gente sin seguros, sin controles, sin verificar antecedentes y sin normas. Coronel lo subrayó: “
esto no es contra los trabajadores, sino a favor de los usuarios y de lograr un mínimo marco legal”.
La asunción de
Bruno Romano como intendente en
Alberdi marcó otro capítulo fuerte: un gabinete que sorprendió por el desembarco de un dirigente con un historial de cambios de camiseta, que ya es parte del folclore político del sur tucumano.
El encuentro entre el Gobernador Osvaldo Jaldo y
Diego Santilli, ministro del Interior, dejó entrever un posible canal de diálogo con la Nación, algo vital en un contexto tan frágil.
Por otro lado,
Lisandro Catalán, ahora fuera del gobierno, volvió a escena con reuniones de alto voltaje político en Buenos Aires. En los últimos días acompañó a los diputados nacionales electos por Tucumàn,
Federico Pelli y
Soledad Molinuevo a una reunión con el presidente de la Cámara baja,
Martin Menen. De la misma también participaron el parlamentario
Gerardo Huesen y el dirigente
Manuel Guisone. Por la noche en su domicilio, Catalán mostró sus dotes de buen anfitrión y de muy buen asador.
La otra noticia que sacudió la semana fue la llegada del mediático abogado
Fernando Burlando a Tucumán. No es casual: el medio
Entérate sigue bloqueado por una cautelar promovida desde la Justicia. El analista fue enfático: “
cuando un medio es callado por el poder judicial, la alarma no es solo periodística, es democrática”.
La matriculación y la llegada de Burlando marca un punto de inflexión ya que es uno de los abogados más mediáticos y experimentados del país y abre un nuevo capítulo en un caso que ya tiene repercusión nacional.
En el cierre Miguel Coronel dijo que la semana dejó una verdad incómoda: “
la Argentina no solo atraviesa una crisis económica; atraviesa una crisis de rumbo, de prioridades y de sentido”.
Y mientras algunos miran hacia atrás buscando culpables históricos, la realidad golpea la puerta todos los días. Porque lo que está pasando —y lo que está por venir— ya no puede ocultarse con nombres del pasado.