Para Norri, la regulación debe reconocer la realidad: las plataformas ya forman parte del ecosistema laboral y de movilidad, y prohibirlas o restringirlas artificialmente solo generaría conflicto, informalidad y desempleo.
Con un tono menos político y más humano, Norri abordó un proyecto que presento y considera “urgente y moral”: la creación de un
Centro Integral Municipal de Salud Mental, abierto las 24 horas. “Las familias debutan en la desesperación cuando un hijo o un ser querido cae en adicciones, depresión o cualquier patología. El Estado tiene que acompañar con profesionales, guías y un camino claro para evitar judicializar casos que requieren contención”, explicó.
El centro incluiría atención para adicciones, trastornos del espectro autista, depresión, intentos de suicidio y otras afecciones, tanto para pacientes como para sus entornos familiares.
Norri describió casos recientes de suicidios transmitidos en vivo en redes sociales y subrayó que la salud mental ya no es una cuestión de especialistas: es una crisis social que exige políticas públicas inmediatas.
Consultado sobre la reconfiguración política y si el radicalismo desapareció tras las elecciones de medio término, Norri fue categórico: “El radicalismo no ha desaparecido ni va a desaparecer. Estamos en crisis, sí, pero es cíclico. El resultado no es solo del radicalismo: toda la oposición fuera del peronismo fue castigada”.
Reconoció que el radicalismo perdió volumen institucional y que hoy el partido no tiene el peso que supo recuperar en 2009, cuando llegó a tener varios senadores, diputados e intendencias clave. Señaló que la migración de votos respondió al miedo de volver al pasado y a la búsqueda de la fuerza opositora con mayor competitividad.
Pero fue igual de crítico puertas adentro: “El radicalismo nacional no está organizado. El provincial, menos. Primero hay que ordenar la casa. Después, discutir poder”.
Romano Norri confirmó reuniones con dirigentes como
Mariano Campero,
Sebastián Salazar,
Manuel Courel y otros actores, aunque aclaró que no se trató de un cierre político sino de una lectura estratégica: “somos jóvenes, tenemos responsabilidad de construir una alternativa. Y eso implica conversar, aun en las diferencias. Tucumán no se puede seguir gobernando desde la atomización de la oposición”.
Y dejó un mensaje estratégico que sintetiza su lectura del presente: “Si queremos disputar el poder en serio en 2027, debemos dialogar entre nosotros. La sociedad ya habló: no quiere más peleas internas”.
También fue crítico con quienes se acercaron a La Libertad Avanza: “A la
UCR le faltaron el respeto, pero cada dirigente toma su camino. Nosotros debemos mantener la identidad y construir una alternativa real de poder”.
En tiempos donde gran parte del debate público se reduce a consignas, Norri eligió la profundidad y dejó una frase que funciona como columna vertebral de toda su intervención: “Hay una responsabilidad superior a cualquier interés personal: construir una alternativa de poder que desarrolle el bien común para Tucumán”, finalizò.