En la segunda etapa pasó lo mismo. El desarrollo fue luchado, con más pierna fuerte que desequilibrio en las áreas. Quizá fue Gimnasia el que controlaba más el desarrollo del partido y el que tuvo más la pelota e intentaba cruzar a cambio rival, pero quien abrió el marcador fue Estudiantes.
Arzamendia, el lateral zurdo Pincha, jugó largo por el sector izquierdo; Giampaoli, primer central del Lobo, fue confiado a la pelota y pasó de largo. El defensor le erró a la pelota en su intento por barrer y el colombiano Cetré aprovechó el callejón, desbordó por ese sector y envió un gran centro al segundo palo. Tiago Palacios llegó atacando el espacio y la empujó para el 1 a 0.
A partir de allí, el Lobo agarró la pelota, pero sin criterio. Buscó la igualdad con el corazón y con las modificaciones establecidas por Zanirattoi, pero siempre se chocó con la defensa del rival y con Muslera que brindó la seguridad que puede dar un arquero con su jerarquía. En la última jugada fue hasta Insfrán a buscar el empate, a cabecear un córner, pero el local no lo logró y Tello marcó el final del partido.
Ganó Estudiantes 1 a 0 y es finalista. El León estiró el historial 69 a 51 y un dato arrollador marca que el Tripero sólo ganó un clásico de los últimos 27. Los de Eduardo Domínguez vuelven a otra final, al igual que el año pasado -cuando vencieron a Vélez por penales-, y será el próximo sábado en Santiago del Estero frente a Racing.