Con un estilo que mezcla lo clásico con lo lúdico,
El Club de Mora es una de las bandas más singulares de la escena jazzera tucumana. “Le pusimos El Club de Mora porque teníamos a la gordita, una labrador que siempre estaba en los ensayos. Se convirtió en parte de la banda”, cuentan los integrantes entre risas. El espíritu libre y juguetón de la mascota también se refleja en el logo del grupo: una caricatura con estética de los años 30, un guiño vintage que acompaña su identidad sonora.
Aunque el proyecto está por cumplir tres años, los músicos recuerdan que al principio no estaban dentro del circuito formal del jazz. “Comenzó con el festival y desde ahí hay una réplica en toda la provincia. Antes esto era más para eventos formales o privados. Ahora hay lugar para una propuesta más abierta y divertida”, afirman. Su estilo, marcado por la improvisación y la fuerza escénica, los hace ideales para el vivo: más de diez músicos se suben al escenario para "inventar sobre la hora lo que va a pasar", como bien dicen.
“Siempre me gustó esta música, es muy divertida. Lo hacemos con mucho amor y participación. Hay mucha improvisación en esto”, explica Atilio, uno de los integrantes. La banda hace uso de múltiples armónicas, cada una con su propia escala: "Una en La, otra en Do... Por comodidad, cada una se adapta para lograr un mejor desplazamiento", detallan.
La referencia estética también tiene su anclaje en lo audiovisual: “Va por el lado de las caricaturas, antes se escuchaba más el charleston. Son sonidos sonrientes, me atrajo esa estética... Lo agarré porque un amigo lo vendió”, compartió Caballito.
El Club de Mora no para: “A medida que van surgiendo fechas para todo tipo de eventos, estamos disponibles. Nos encanta llevar nuestra música a distintos espacios y compartir la energía del jazz en vivo”, dicen, con la seguridad de quienes saben que el camino recién empieza.
La próxima fecha será el
17 de mayo en el Teatro Puerto Libertad (Las Piedras 1850), en una presentación compartida con Jazzper, otro referente de la escena local. La noche promete swing, sonrisas y mucha improvisación.