González, señalado como el presunto líder de la operación, se entregó voluntariamente en una sede de Gendarmería en Jujuy, acompañado por sus abogados. Sin embargo, la investigación reveló que dos efectivos de la fuerza habrían facilitado el traslado de los cargamentos, permitiendo que la droga cruzara controles fronterizos sin ser detectada.
Los gendarmes detenidos, un cabo y un sargento, fueron arrestados en allanamientos simultáneos realizados en Tartagal, Salvador Mazza y Salta. Se sospecha que formaban parte del esquema logístico que movía la droga hacia el sur del país, con destino final en Santa Fe y Rosario.
El caso ha generado un fuerte impacto en el ámbito judicial y político, ya que pone en evidencia la posible infiltración del narcotráfico en sectores estratégicos de seguridad. La investigación sigue en curso y no se descartan nuevas detenciones en los próximos días.
La pregunta que surge es hasta dónde llega la red de complicidades y qué medidas se tomarán para evitar que este tipo de casos sigan ocurriendo dentro de las fuerzas de seguridad. Mientras tanto, la Justicia avanza en la reconstrucción de los hechos y en la búsqueda de más responsables.