El desafío consistió en diseñar, construir y lanzar un satélite miniatura del tamaño de una lata de gaseosa, capaz de cumplir una misión aeroespacial simulada con estándares reales. El equipo argentino desarrolló un CanSat con un sistema de autogiro para un descenso controlado, telemetría en tiempo real y una cámara que registró todo el trayecto desde el aire.
El proceso de preparación fue intenso y comenzó en enero de 2025, con sesiones de diseño, prototipado con impresión 3D y la redacción de un informe técnico de 170 páginas en inglés, que defendieron ante expertos de la industria aeroespacial. A pesar de los desafíos financieros, los estudiantes lograron costear el viaje y los componentes con el apoyo del ITBA, sponsors y aportes propios, demostrando compromiso y creatividad.
El presidente Javier Milei celebró el logro en redes sociales, calificándolo como un "orgullo total", mientras que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, destacó la importancia del triunfo para la ciencia y tecnología argentina.
Este hito marca la primera vez que un equipo latinoamericano alcanza el primer puesto en la historia de la competencia, demostrando que el talento argentino puede competir con grandes potencias como Estados Unidos, China, Japón y Alemania. La victoria del ITBA refuerza el potencial de la ingeniería aeroespacial en el país y abre nuevas oportunidades para el desarrollo tecnológico nacional.