La jornada también estuvo marcada por una postal inesperada: decenas de mujeres luciendo tobilleras decoradas con flores y colores como forma de apoyo. La medida judicial que obliga a Cristina Kirchner a portar una tobillera electrónica fue replicada por sus seguidoras en clave de protesta creativa. "Cristina es inocente y la tobillera nos la ponemos todas", dijeron en coro. La imagen, potente y simbólica, ya recorre redes y medios.
Pese a la resolución judicial, su abogado Carlos Beraldi adelantó que apelará la imposición del dispositivo electrónico, calificandola como “innecesaria” y “excesiva”. “Vamos a recurrir esta medida”, afirmó, tras la inspección técnica en el departamento de San José 1111.
El regreso de Cristina al balcón no solo representa un alivio para su militancia, sino también una reafirmación de su rol como figura central del peronismo. En tiempos donde su condena divide aguas y la escena política está polarizada, el balcón vuelve a ser trinchera simbólica. La historia parece repetirse: donde muchos ven una sentencia, otros ven resistencia. Y Cristina, una vez más, eligió salir a saludar.