El interés por el oro también se refleja en las compras récord de bancos centrales, que en 2024 sumaron más de 1.000 toneladas a sus reservas. En paralelo, crece el uso de instrumentos financieros como los CEDEARs del fondo GLD, que permiten a los inversores argentinos acceder al oro desde el mercado local, sin necesidad de adquirir lingotes físicos.
Mientras los mercados tradicionales tambalean, el oro reafirma su rol histórico como resguardo de valor en tiempos de crisis. Y aunque algunos analistas advierten sobre una posible toma de ganancias en el corto plazo, el consenso es claro: en un mundo incierto, el oro volvió a ser rey.