El consumo masivo argentino atraviesa una fase de contracción persistente que ya comienza a encender alarmas en toda la economía. Según los últimos datos publicados por el Indec, las ventas en supermercados volvieron a retroceder en septiembre un 0,2% desestacionalizado, acumulando seis caídas mensuales consecutivas y profundizando un escenario de debilidad que contrasta con la tibia mejora registrada en la primera mitad del año.
Aunque entre enero y septiembre el índice de ventas muestra aún una variación acumulada positiva del 2,7%, la dinámica reciente revela un marcado freno: en la comparación interanual, septiembre registró una baja del 0,8%, confirmando que el rebote inicial del consumo quedó atrás.
Los rubros que más subieron… por precios, no por volumen
A precios corrientes, la facturación totalizó $1,96 billones, un incremento nominal del 23,8% frente al mismo mes de 2024. Sin embargo, la mejora se explica principalmente por la inflación del período, no por mayor volumen de ventas.
Los aumentos más fuertes se dieron en:
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Indumentaria, calzado y textiles para el hogar: +53,4%
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Carnes: +45,2%
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Alimentos preparados y rotisería: +35,2%
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Otros: +34,8%
En cuanto a los medios de pago, el financiamiento sigue siendo clave: el 44,1% de las compras se realizó con tarjetas de crédito, mientras que solo el 16,2% se pagó en efectivo.
Mayoristas en caída libre: la peor baja de 2025 y niveles mínimos en casi un año
El sector mayorista muestra un deterioro aún más profundo. En septiembre, las ventas retrocedieron un 5,2% mensual, configurando la mayor caída del año y tocando el nivel más bajo desde diciembre del año pasado.
La contracción interanual es todavía más pronunciada:
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–13,1% intermensual
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–7,4% acumulado enero–septiembre
A precios corrientes, la facturación llegó a $287.852,7 millones, un aumento del 7,9% respecto al mismo mes de 2024, nuevamente explicado por la suba de precios.
Los incrementos más destacados se observaron en:
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Carnes: +29,9%
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Panadería: +15,6%
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Bebidas: +13,3%
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Almacén: +12,4%
Un consumo que no repunta y un segundo semestre que se complica
La combinación de ingresos reales estancados, menor disponibilidad de crédito y un clima de incertidumbre general golpea de lleno al consumo masivo, motor clave de la actividad económica.
Con supermercados y mayoristas mostrando caídas simultáneas —y sostenidas—, el segundo semestre se encamina a cerrar con una contracción significativa, mientras las expectativas de recuperación se siguen postergando.