La licencia fue presentada ante la Cámara de Diputados sin especificar los motivos, aunque se interpreta como parte de la reconfiguración política que atraviesa el espacio libertario. Lo que generó controversia fue la decisión de no renunciar al cobro de la dieta parlamentaria, lo que implica que seguirá percibiendo ingresos públicos pese a no cumplir tareas legislativas.
Desde distintos sectores se cuestionó la medida, señalando que contradice el discurso de austeridad y eficiencia estatal que promueve el oficialismo libertario. En redes sociales y espacios políticos se multiplicaron las críticas, mientras que otros referentes del espacio evitaron pronuciarse públicamente.
La situación se suma a una serie de movimientos internos que afectan la estrategia electoral de La Libertad Avanza en Buenos Aires, donde aún no se definió quién reemplazará a Espert en la boleta. En paralelo, se espera que el Congreso trate el pedido de licencia y se evalúe si corresponde mantener el beneficio económico.
El caso reabre el debate sobre el uso de licencias con goce de sueldo en cargos públicos y la responsabilidad de los representantes frente a sus votantes. En medio de la crisis económica, la decisión de Espert no pasó desapercibida.