El 11 de mayo de 1985, lo que debía ser una jornada festiva en el estadio Valley Parade, en Bradford, Inglaterra, se convirtió en una de las tragedias más impactantes de la historia del fútbol. Durante un partido entre Bradford City y Lincoln City, un incendio arrasó la tribuna principal, dejando un saldo de 56 muertos y 265 heridos.
El fuego se propagó rápidamente debido a la acumulación de basura bajo los asientos y la estructura de madera del estadio, que databa de 1908. En cuestión de minutos, las llamas envolvieron la tribuna, atrapando a los espectadores. Muchos lograron saltar al campo, pero otros quedaron bloqueados por las puertas cerradas con candado.
Las investigaciones posteriores revelaron que el incendio fue causado por un cigarrillo o fósforo mal apagado, lo que puso en evidencia la falta de medidas de seguridad en los estadios de la época. Este desastre llevó a una revisión profunda de las normativas de seguridad en el fútbol británico, aunque los cambios más significativos llegaron después de la tragedia de Hillsborough en 1989, donde murieron 96 hinchas del Liverpool.
Hoy, 40 años después, el incendio de Valley Parade sigue siendo un recordatorio de la importancia de la seguridad en los estadios y de cómo la negligencia puede tener consecuencias devastadoras.