Las estufas a gas, presentes en millones de hogares, podrían representar un riesgo significativo para la salud infantil. Un estudio reciente de la Universidad de Stanford ha revelado que la exposición al benceno, un compuesto químico altamente cancerígeno, es especialmente peligrosa para los niños, quienes tienen 1.85 veces más probabilidades de desarrollar cáncer en comparación con los adultos.
El problema radica en la ventilación deficiente de muchos hogares, lo que permite que el benceno se acumule en el aire interior. En viviendas pequeñas con cocinas mal ventiladas, las concentraciones de este compuesto pueden superar los niveles considerados seguros, aumentando el riesgo de enfermedades graves.
Los investigadores advierten que el uso prolongado de estufas a gas sin medidas de seguridad adecuadas puede exponer a los niños a niveles peligrosos de contaminación. Para reducir el riesgo, recomiendan:
1 - Sustituir las estufas de gas por modelos eléctricos o de inducción.
2 - Utilizar campanas extractoras de alta eficiencia y mantener ventanas abiertas durante y después de cocinar.
3 - Monitorear la calidad del aire en interiores y mejorar la ventilación en los hogares.
Si bien estas medidas pueden disminuir la exposición al benceno, los expertos insisten en que el riesgo nunca se elimina por completo, especialmente en hogares con alta dependencia de estufas a gas.
Este estudio pone en evidencia la necesidad de revisar las prácticas domésticas y considerar alternativas más seguras para proteger la salud de los niños.