La norma, publicada a comienzos de junio, reduce los descansos obligatorios, aumenta el tope de horas de vuelo y unifica las vacaciones en 15 días consecutivos, lo que según el gremio representa un retroceso en derechos laborales y pone en riesgo la seguridad operacional. “La falta de previsibilidad dará lugar a cientos de cancelaciones de vuelos durante el período vacacional invernal”, advirtió APLA en un comunicado.
El conflicto se agrava porque, a pocos días de julio, las aerolíneas aún no han podido reprogramar sus operaciones bajo el nuevo esquema, lo que genera incertidumbre entre los pasajeros y operadores turísticos. Desde el gremio aseguran que iniciarán acciones judiciales y no descartan medidas de fuerza si no se abre un canal de diálogo.
El Gobierno, por su parte, defiende la reforma como una forma de modernizar el sistema aeronáutico y alinearlo con estándares internacionales. Sin embargo, la falta de consenso con los trabajadores amenaza con desatar un nuevo frente de conflicto en plena temporada alta.
Mientras tanto, miles de familias que planeaban viajar en julio observan con preocupación un escenario que podría derivar en cancelaciones masivas, demoras y caos en los aeropuertos. La cuenta regresiva ya empezó, y el cielo argentino podría volverse turbulento.