Desde la institución intentan reestructurarse para sobrevivir, pero advierten que el recorte fue tan abrupto que no hay margen para una transición ordenada. La comunidad de pacientes y voluntarios lanzó una campaña para visibilizar la situación y exigir una solución urgente.
El caso reabre el debate sobre el impacto de los recortes presupuestarios en áreas sensibles como la salud, y pone en evidencia la fragilidad de muchas organizaciones que cumplen un rol esencial donde el Estado no llega. Para cientos de familias, la Fundación no es solo un centro médico: es un espacio de contención, comunidad y esperanza. Y hoy, su continuidad pende de un hilo.