En paralelo, la competencia internacional se vuelve más agresiva. Con destinos como Brasil, Chile y Uruguay ofreciendo precios más accesibles, el turismo interno se retrae y crece la migración de viajeros hacia el exterior. La ocupación en centros urbanos como Mendoza y Buenos Aires cayó entre un 20% y un 25% respecto al año pasado, mientras que solo los destinos de nieve —como Bariloche y Ushuaia— logran sostenerse gracias al turismo brasileño.
Empresarios del sector reclaman una baja en la alícuota del IVA, incentivos fiscales y medidas urgentes para evitar una crisis estructural que no solo afecta al empleo directo, sino también a las economías regionales que dependen del turismo. La advertencia es clara: si no hay respuestas, el derrumbe podría volverse irreversible.