Para el economista Federico Poli, director de la consultora Sistémica, el esquema puede leerse como una mejora respecto del régimen vigente, ya que “en el mejor de los casos podrá evitar, con rezagos temporales, que la moneda local siga apreciándose”. Sin embargo, advirtió que se trata de una oportunidad perdida para avanzar hacia un esquema de flotación plena que permita corregir la apreciación acumulada del tipo de cambio.
Poli remarcó que el valor del dólar debería ser determinado por el mercado y no por decisiones administrativas, y subrayó que la estabilidad de precios es condición necesaria para el crecimiento. Aun así, señaló que la producción enfrenta un cuadro “complejo”, con medidas oficiales que perjudicaron a la industria frente a la competencia externa.
Problemas estructurales
Entre las políticas que afectaron al sector, Poli mencionó el relajamiento de normas de seguridad y sanitarias en importaciones, la eliminación de precios de referencia y la quita del Impuesto PAIS, que redujo el tipo de cambio real de importación. También criticó el mantenimiento de retenciones y la falta de devolución de impuestos como el IVA y los reintegros, que deterioran la competitividad externa.
“El capital no es plastilina y las habilidades de los trabajadores no son universales”, sostuvo, al advertir que la ausencia de políticas públicas “acelera cierres, destruye capacidades productivas y genera desempleo”.
Datos preocupantes
El diagnóstico se refleja en las cifras: desde agosto de 2023, la actividad económica creció apenas 1,1%, impulsada por los sectores extractivos (+9%), mientras que la industria cayó 7,7% y la construcción 23%. El empleo industrial pyme acumula diez trimestres consecutivos de caída, con una baja del 11%, comparable a la crisis de 2008-2009.
Propuestas
Poli planteó la necesidad de abrir un diálogo con las cadenas de valor para identificar problemáticas específicas y diseñar políticas activas de competitividad. También destacó la importancia de una estrategia de reconversión productiva en sectores como el automotriz, textil, azucarero y biocombustibles, mediante alianzas público-privadas que aprovechen activos existentes y mitiguen impactos negativos.
En un contexto global donde países como China refuerzan su estructura productiva y Estados Unidos reconoce como un error haber debilitado su industria en los años noventa, el economista consideró un “contrasentido histórico” que Argentina debilite su base industrial.