Aunque el poder adquisitivo mostró una leve mejora —el RIPTE registró un aumento interanual del 39% frente a un IPC del 33,6%—, los especialistas coinciden en que esta recomposición no alcanza para explicar la magnitud del ajuste en la carne vacuna. El desafío, advierten, será evitar que los aumentos se trasladen de manera plena al consumidor y afecten el nivel de ventas en un momento sensible para el comercio.
La carne, uno de los productos más emblemáticos de la mesa argentina, vuelve a estar en el centro de la discusión económica y social, con un escenario que anticipa tensiones prolongadas en el mercado interno.