El Banco Central, sin margen para acumular reservas, apuesta a mantener el tipo de cambio dentro de la banda flotante pactada con el FMI, cuyo techo ronda los $1.440. La inflación, por ahora, se mantiene bajo control, pero un nuevo salto del dólar podría romper esa tendencia y afectar el capital político del oficialismo en plena campaña.
Con el fin del dólar agro, el mercado entra en una etapa de mayor volatilidad. El Gobierno deberá administrar un escenario de menor oferta y mayor demanda, con herramientas monetarias y señales políticas que eviten una corrida. El equilibrio es frágil, y cada semana será un test de resistencia.