En paralelo, el Gobierno enfrenta cuestionamientos por el incumplimiento de la meta de acumulación de reservas en junio, lo que obligó a negociar un waiver para evitar sanciones. La brecha con la meta de septiembre supera los US$5000 millones, y los analistas advierten que el Tesoro deberá acelerar colocaciones de deuda en dólares o avanzar con privatizaciones para cubrir el déficit.
El ministro de Economía, Luis Caputo, y su equipo mantuvieron reuniones con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, en busca de respaldo político y técnico. El Ejecutivo apuesta a que el desembolso llegue antes de que se intensifique la demanda de dólares por cobertura electoral, y que el gesto del pago refuerce la imagen de cumplimiento ante los organismos multilaterales.
La tensión cambiaria, la caída de reservas y la necesidad de oxígeno financiero configuran un escenario donde cada movimiento tiene impacto macroeconómico y político. El resultado de esta pulseada marcará el tono de la relación con el FMI en los próximos meses, y definirá el margen de maniobra del Gobierno en plena campaña.