En kioscos del NOA, los paquetes más vendidos ya superan los $1.300, mientras que las versiones premium rozan los $1.800. El aumento se suma a una seguidilla de ajustes mensuales que, en lo que va del año, acumulan más de un 40% de suba promedio.
El impacto no solo se percibe en el bolsillo de los consumidores, sino también en el crecimiento del mercado informal. En ferias y redes sociales, proliferan las ventas de cigarrillos de origen ilegal, sin control fiscal ni sanitario. Comerciantes advierten que la brecha de precios entre productos legales e ilegales se amplía, y que la competencia desleal pone en riesgo la sostenibilidad del rubro.
Desde el sector tabacalero reclaman una revisión del esquema tributario, que representa más del 70% del precio final de cada paquete. También alertan sobre la caída del consumo formal y el avance de canales paralelos que escapan a la regulación estatal.
El nuevo ajuste reabre el debate sobre políticas de control, salud pública y fiscalización. Mientras tanto, los kiosqueros ajustan sus listas, los consumidores hacen cuentas, y el humo del aumento ya se siente en todo el país.