Y agregó con ironía técnica: “Un presupuesto parte de suponer. Pero si se parte de suponer fantasías, no es presupuesto: es una novela de ciencia ficción.”
Heller también denunció la eliminación de leyes con pisos presupuestarios obligatorios, como las de Educación (6%), Ciencia y Técnica o Enseñanza Técnica: “Desconocen las leyes sancionadas por el Congreso. No están garantizados los fondos para universidades, discapacidad o pediatría. Es un presupuesto regresivo, lleno de recortes, que implica pérdida de derechos para las provincias, los municipios y la gente”.
Uno de los ejes más duros del análisis de Heller fue el falseamiento de las cifras fiscales que el Gobierno presenta como logros. “El propio
Fondo Monetario Internacional, en su revisión de agosto, demuestra que si se contabilizaran correctamente los intereses de deuda, el déficit sería del 1,2% del PBI. No hay superávit, hay maquillaje contable”, afirmó.
El diputado explicó que el Ejecutivo “omitiría deliberadamente” partidas y costos reales para mostrar una foto fiscal ficticia, con el objetivo político de mantener la narrativa de la austeridad.
“El superávit es el nuevo relato. Pero cuando se miente en el Excel, se destruye en la realidad. Este presupuesto no planifica desarrollo, planifica recortes: menos obra pública, menos derechos, menos educación, menos ciencia, menos salud.”
Y lanzó una advertencia política: “El Gobierno quiere su presupuesto y va a negociar con los gobernadores “dialoguistas” para conseguirlo. Pero no nos confundamos: el presupuesto no es un asiento contable, es un plan de gobierno, y este plan apunta a ajustar, no a desarrollar”.
El tramo más fuerte de la entrevista llegó cuando Heller fue consultado sobre la influencia directa de
Estados Unidos en la política y la economía argentina. “Creo que en todos estos años me falto denunciar, pero ya no hace falta denunciar la injerencia norteamericana: ahora es explícita. El propio embajador dice que viene a ‘ordenar las cosas’, que Cristina debe tener ‘la justicia que merece’ y que hay que ayudar a que al gobierno de Milei le vaya bien y sea reelegido. Lo dice con total naturalidad. Y el Presidente argentino lo celebra”, disparó.
Heller denunció un mecanismo financiero opaco mediante el cual el Tesoro norteamericano habría obtenido ganancias en dólares de hasta el 10% en pocos días con operaciones especulativas en pesos: “El Tesoro norteamericano, a través de cuatro bancos, invirtió unos 2.000 millones de dólares en letras del Tesoro argentino en pesos. A los pocos días revirtieron la operación, y como el dólar bajó, ganaron en 10 días un 10% de su inversión en dólares. En dólares, no en pesos. Fue un gran negocio relámpago, un préstamo político con rentabilidad usuraria.”
Y desafió con ironía al propio presidente
Javier Milei: “A él que le gusta anualizar todo, que tome ese 10% en 10 días y lo anualice. A ver qué tasa le dio a Estados Unidos. Lo que está pasando no es independencia económica: es subordinación explícita.”
Al ser requerido sobre la desconexión entre la sociedad y el debate presupuestario, Heller reflexionó: “Mucha gente cree que esto no le toca, que son números de políticos. Pero se equivocan: el presupuesto define si habrá o no trabajo, si habrá obra pública, si la escuela tendrá calefacción, si los hospitales tendrán insumos. De ahí salen todas las políticas públicas.”
El legislador insistió en que el actual plan económico “traslada el costo del ajuste a los sectores populares”: “Se habla de eficiencia fiscal, pero en la práctica eso significa menos medicamentos, menos universidades, menos obra pública, menos salario real. Ese es el verdadero contenido del
presupuesto 2026”, sentenció
En su rol de presidente del
Banco Credicoop, Heller trazó un crudo diagnóstico sobre la economía real: “No puede ser cierto que todo esté bien si la gente está mal. Estamos en medio de un ajuste brutal: La obra pública paralizada destruye empleo; las pymes cierran; la gente consume menos y vive peor.”
Y puso cifras concretas sobre la mesa: “Van 18.000 pymes cerradas netas desde que asumió este gobierno. Cuando digo netas, digo que ese es el saldo entre las que se abren y las que se cierran. Detrás de eso hay familias, laburantes, changarines que se quedaron sin nada.”
Describió con precisión el deterioro social: “Hoy una familia saltea una comida por día. Los mozos, los comerciantes, los laburantes lo saben: la propina baja, el consumo cae, y el bienestar se derrumba.
El gobierno ya ni lo niega: ahora dice ‘estamos mal, pero a mitad de camino’. Lo que no dice es hacia dónde va ese camino”. Y agregó; “La gente compra alimentos con tarjeta de crédito. El mes siguiente no puede pagar, se endeuda, y se queda sin comer. No hay por dónde mirar un dato alentador.”
Sobre la composición del nuevo Parlamento, Heller aseguró que reflejará fielmente “el estado de ánimo social”. No hay institución más democrática. La nueva Cámara será parecida a la anterior, pero dependerá de cómo actúen los diputados provinciales: si se suman a los acuerdos o a la resistencia.”
Y desmontó la retórica triunfalista del oficialismo: “No es cierto que el oficialismo haya sido votado por dos tercios del país. Es falso. Lo votó el 40% del 67% que fue a votar. Los números reales no acompañan a Milei en su relato de legitimidad abrumadora.”
Para Heller, la recuperación del oficialismo libertario en la elección de medio término tiene una explicación clara: “El miedo fue funcional al Gobierno. Estados Unidos y los grandes medios construyeron la idea de que si Milei perdía, el país explotaba. Trump llegó a decir que estaba salvando a la Argentina porque ‘se estaba muriendo’. Esa campaña del pánico funcionó. Pero el miedo no es proyecto: es control.”
Cuando se le preguntó si el peronismo debía renovar sus figuras, Heller esquivó el ruido mediático y habló de estrategia: “No se trata de nombres o de caras nuevas, sino de sentido político. Las discusiones internas hay que darlas en los ámbitos que corresponden, no en los medios, se resuelven con propuestas y convicción. Pero está claro que tenemos que volver a representar a los que hoy sienten que la política los abandonó”.
La voz de Carlos Heller, dejó algo más que definiciones: dejo un diagnóstico brutal y una advertencia.
Mientras el Gobierno celebra un presupuesto escrito en el idioma del ajuste y traducido por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, la realidad económica y social se derrumba al ritmo del consumo, del salario y de la fe en el futuro.
El diputado lo dijo sin metáforas: “
Esto es una batalla cultural, y ellos han ganado la cabeza de mucha gente.”
Pero aún hay voces que no se rinden, que desnudan la trampa de la deuda, la mentira del superávit y la colonización del pensamiento económico.
Porque cuando la política se convierte en un Excel, la soberanía se convierte en estadística y que la patria no se vende,
Y en ese terreno, recordó Heller, “la verdad todavía tiene el deber de resistir, todavía hay política, todavía hay esperanza, y todavía hay futuro por disputar”, concluyò.