no fracasó por falta de ideas. El oficialismo priorizó la gobernabilidad, la oposición no unificó posiciones y, sin los números necesarios, la reforma quedó archivada. Para Coronel, el episodio dejó en claro que la reforma electoral sigue siendo una deuda pendiente, pero que solo podrá discutirse cuando el escenario político sea más estable y menos condicionado por intereses inmediatos.
El periodista también dedicó un tramo importante a cuestionar el silencio de ciertos escándalos nacionales. “Mientras se habla de
Tapia y se instala una agenda para tapar, quedan en segundo plano temas gravísimos: Pesos Libra, las coimas de Karina(Milei), las valijas y el oro que nadie sabe dónde están, los ATN usados como moneda de cambio político, el clan Menem adjudicándose negocios con el Estado, lo de Spagnuolo en Discapacidad”, enumeró, y sostuvo que “esas cosas no desaparecen porque alguien tire una bomba de humo”.
Sobre el cierre, Coronel reflexionó sobre lo que viene. “El año que viene no es electoral, pero todos ya se miran al espejo y se preguntan si pueden ser reelectos, si pueden llegar al poder”, dijo, apelando a una metáfora que repitió con ironía. Y concluyó con una definición que sintetizó todo su análisis: “En política no hay amigos, ni enemigos para siempre. Hay intereses. Y Tucumán es un laboratorio, donde cualquier cosa puede pasar. Hasta lo imposible”, finalizó.