Sobre los precios de la indumentaria, fue categórico: “Hace 20 años que venimos advirtiendo que los precios en el mostrador no bajan. La única manera de que bajen es cuando compramos directamente a las plataformas, que no pagan impuestos, ni alquiler, ni flete. Si nuestros industriales tuvieran esas ventajas, la indumentaria en Argentina sería muy competitiva respecto del mundo”.
Galfione defendió la productividad del sector y denunció la falta de competitividad externa: “Invertimos más de 1.400 millones de dólares en maquinaria y ampliación de capacidad instalada. Nuestras fábricas son altamente tecnificadas, nuestros trabajadores están capacitados. El problema no es la productividad, es la competitividad. Cuando cruzamos la puerta de la fábrica, nos encontramos con el tren fantasma que es nuestra Argentina”.
Consultado sobre el diálogo con el gobierno, fue tajante: “Esta administración nos ha expresado que nuestro sector no es de interés. Mantener reuniones con alguien que no le interesa lo que hacemos carece de sentido”.
Sin embargo, cerró con una reflexión esperanzadora: “El entramado productivo está intacto. Las capacidades están intactas. Siempre hay alternativas. Depende de lo que como argentinos decidamos hacer. Un país como el nuestro, tan grande y federal, no es viable sin una industria pujante. No es ideológico, es pragmático: los países desarrollados no rifan su soberanía industrial”.